“Por más anestesia que me pongan, el dolor es insoportable”… su antes y después impacta a todos 👉 Miralo en el primer comentario.
Durante años fue conocido como el hombre más tatuado de Brasil, un título que lo acompañaba a donde fuera y que lo convertía en una figura llamativa en cualquier lugar. Sin embargo, a sus 35 años, Leandro de Souza tomó una decisión que marcó un cambio radical en su vida: eliminar los tatuajes que cubrían casi la totalidad de su cuerpo.
Residente de la ciudad de Bagé, en la frontera con Uruguay, De Souza llegó a tener aproximadamente el 95% de su piel tatuada. Su historia comenzó en la adolescencia, cuando decidió grabar en su cuerpo los primeros diseños. Lo que empezó como un gusto personal se convirtió en una forma de vida, acumulando con el tiempo alrededor de 170 tatuajes. Su imagen lo llevó a ser reconocido en todo Brasil y en distintos rincones del mundo, aunque también terminó por convertirse en una carga.
El año 2023 fue un punto de quiebre. Según relató en entrevistas con medios locales, De Souza había caído en un estilo de vida marcado por los excesos. El consumo de diferentes sustancias y el abuso de alcohol lo llevaron a una etapa oscura, de la cual decidió salir buscando un camino espiritual. Encontró en el evangelismo una guía que lo motivó a replantearse su existencia y a tomar decisiones drásticas.
Él mismo confesó que llegó a sentirse como una especie de “atracción de circo”, un hombre reducido a la curiosidad por su apariencia. Esa reflexión lo impulsó a dar un giro total y comenzar el proceso de borrado de tatuajes con láser, una experiencia que, como admite, es extremadamente dolorosa.
“Duele mucho, por más que me pongan anestesia, el dolor es horrible. Pero es el precio que debo pagar por las elecciones que hice en el pasado”, señaló De Souza. Pese al sufrimiento, asegura que los resultados lo motivan a continuar y que no se arrepiente en absoluto de haber iniciado este camino.
En declaraciones a la prensa internacional, remarcó que lo más importante fue reconocer que no podía seguir viviendo como antes. “Ya no podía soportar la vida que estaba llevando. El primer paso es aceptar que uno no puede hacerlo solo, que necesita ayuda y que es necesario admitir las adicciones”, expresó con sinceridad.
Hoy, lejos de aquel hombre que parecía orgulloso de ser el más tatuado del país, De Souza comparte con sus 450 mil seguidores en Instagram el avance de su transformación. Publica imágenes y reflexiones sobre su proceso, inspirando a otros que atraviesan situaciones similares y mostrando que siempre existe la posibilidad de empezar de nuevo.
Su historia no solo habla de tatuajes o de estética, sino también de renovación personal y de la búsqueda de un sentido diferente para la vida. Lo que antes fue un símbolo de rebeldía, hoy se transforma en una huella que deja atrás para mirar hacia adelante.
La decisión de eliminar casi por completo los tatuajes que lo hicieron famoso no resulta sencilla ni rápida. Las sesiones con láser requieren tiempo, constancia y una alta tolerancia al dolor. Sin embargo, cada paso lo acerca más a la imagen con la que quiere identificarse en esta nueva etapa.
El caso de Leandro de Souza demuestra cómo un cambio profundo puede surgir de la autocrítica y de la voluntad de sanar. Hoy, lejos de los excesos, apuesta por una vida más espiritual y por un mensaje que, según él, puede servir de ejemplo a quienes atraviesan situaciones difíciles: nunca es tarde para reconstruirse.
