Humillaba a sus empleados y lo que le hicieron fue terrible 😳👇
El asesinato de Tushar Atre, CEO de una empresa de tecnología y cannabis en Santa Cruz, California, sigue generando titulares mientras se desarrolla el juicio contra los cuatro implicados. El empresario, secuestrado y asesinado en octubre de 2019, había sido objeto de abusos por parte de algunos de sus propios trabajadores, pero el relato de los acusados revela un contexto laboral marcado por la humillación y la presión extrema.

Durante el juicio, Kaleb Charters, exmiembro de la Guardia Nacional y uno de los acusados, narró cómo Atre obligaba a sus empleados a cumplir con castigos físicos y exigencias severas. “Ustedes están en el Ejército. Hagan 500 flexiones”, recordó Charters que les gritó el empresario, furioso por un incidente menor con un vehículo de la compañía, conocido como “Monster Truck”. Este castigo ocurrió apenas dos meses antes del asesinato, dejando en evidencia un patrón de abuso dentro de la empresa.
Otros testimonios aportaron detalles sobre el ambiente laboral tóxico que Atre mantenía. Los empleados describieron gritos constantes, humillaciones públicas y amenazas de no pagar salarios si no se cumplían las órdenes. Algunos admitieron que, en tono de broma, discutían formas de vengarse del CEO debido al trato severo. “Los humillaban delante de todos”, señaló el detective Ethan Rumrill, mientras que Sam Borghese, otro empleado, afirmó que muchos tenían miedo de su jefe debido a la presión constante.

El plan criminal que culminó en el asesinato comenzó a gestarse con la intención de robar un millón de dólares que, según creían los acusados, Atre guardaba en una caja fuerte en su casa. Los cuatro implicados —Kaleb Charters, su cuñado Stephen Lindsay, su hermano Kurtis Charters y Joshua Camps— irrumpieron armados con rifles de asalto en la mansión del empresario la noche del 1 de octubre de 2019. Según las declaraciones reproducidas en el juicio, lo secuestraron y lo trasladaron a una de sus plantaciones de cannabis, donde fue atado con precintos y silenciado con una media.

Joshua Camps confesó que intentó calmarlo asegurándole que nadie quería hacerle daño, pero que el empresario estaba en pánico. La situación rápidamente escaló: Camps admitió que apuñaló a Atre en el cuello cuando trató de escapar y luego lo remató con disparos en la mandíbula y la cabeza utilizando un rifle AR-15. “Sabía que no iba a sobrevivir mucho más”, declaró Camps ante el tribunal, describiendo los momentos finales de la víctima.

Tras el crimen, el cuerpo de Atre fue encontrado en una de sus propiedades. Stephen Lindsay y Kurtis Charters ya fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, mientras que Kaleb Charters y Joshua Camps continúan detenidos y enfrentan juicio por secuestro, robo y homicidio. Camps además se enfrenta a cargos adicionales por apuñalamiento y homicidio agravado.
Este caso no solo expuso la brutalidad del crimen en sí, sino que también reveló las consecuencias de un entorno laboral extremo, donde la presión y los castigos físicos generaron resentimiento y conflictos que desembocaron en violencia mortal. La historia de Tushar Atre sirve como advertencia sobre los límites de la autoridad empresarial y los riesgos que pueden derivarse de un liderazgo abusivo en industrias de rápido crecimiento como la del cannabis en California.
El juicio continúa, con la atención de la prensa y la opinión pública centrada en los detalles del asesinato y las condiciones laborales que podrían haber contribuido a su trágico desenlace.
