Si tu medico te ordena hacerte la colonoscopia simplemente dile que… Ver más
La sola mención de la palabra colonoscopía suele generar nerviosismo, incomodidad e incluso rechazo inmediato. Para muchas personas, este estudio médico está rodeado de miedo, desinformación y cierta vergüenza, lo que contribuye a que se postergue o se evite. Sin embargo, la realidad es que la colonoscopía tiene una reputación mucho más negativa de la que realmente merece. Cuando un médico la indica, no lo hace al azar ni por rutina innecesaria, sino porque puede ser una herramienta clave para cuidar la salud y detectar problemas de manera temprana.
Si por alguna razón tu médico te recomienda realizarte este procedimiento, hay algo fundamental que deberías decir antes de reaccionar con un “no quiero hacerlo”. La frase más importante y responsable es: “¿Por qué me la estás indicando y qué esperas encontrar?”. Hacer esta pregunta no solo es legítimo, sino que forma parte de tu derecho como paciente y de una toma de decisiones informada. Entender el motivo de la indicación te permite participar activamente en el cuidado de tu cuerpo y tu bienestar.
La colonoscopía es un estudio que se utiliza para observar el interior del colon y el recto, y cumple múltiples funciones. Puede indicarse para detectar pólipos, investigar dolores abdominales persistentes, evaluar cambios en las heces, sangrados, anemia de causa desconocida o como método de prevención del cáncer de colon. En muchos casos, permite identificar lesiones en etapas tempranas, cuando aún no generan síntomas y el tratamiento resulta mucho más efectivo.
Gran parte del temor que rodea a este estudio proviene del desconocimiento. Muchas personas imaginan un procedimiento doloroso o traumático, cuando en realidad se realiza con sedación, lo que significa que el paciente se encuentra relajado y no siente dolor. La duración habitual del estudio suele oscilar entre 20 y 45 minutos, y en la mayoría de los casos la recuperación es rápida. Para muchos pacientes, lo más incómodo no es el estudio en sí, sino la preparación previa, que es temporal y necesaria para obtener resultados confiables.
Realizar una colonoscopía a tiempo puede ser una decisión que marque la diferencia. Especialmente en personas mayores de 45 años, con antecedentes familiares de cáncer de colon, o que presentan síntomas persistentes, este estudio puede detectar alteraciones antes de que se conviertan en un problema grave. En este sentido, no se trata de una medida extrema, sino de una estrategia de prevención y cuidado.
Antes de aceptar o rechazar el estudio, es recomendable mantener una conversación clara con el profesional de la salud. Hacer preguntas permite reducir la ansiedad y comprender mejor la situación. Algunas de las cuestiones más útiles son: ¿Qué síntomas o hallazgos te llevan a solicitarla?, ¿Qué podría suceder si decido no realizarla ahora?, ¿Existen pruebas alternativas o complementarias?. Estas preguntas no desafían al médico, sino que fortalecen la relación y ayudan a tomar decisiones más seguras.
Es importante recordar que tu cuerpo, tu salud y tu decisión van de la mano con la información adecuada. La colonoscopía no es un castigo ni una sentencia, sino una herramienta médica poderosa que permite actuar antes de que una enfermedad avance en silencio. En muchos casos, puede incluso evitar tratamientos más complejos en el futuro.
Por eso, si tu médico te indica este estudio, intenta cambiar la perspectiva. En lugar de verlo como algo negativo, considéralo una oportunidad para cuidarte y prevenir complicaciones. Informarte, despejar dudas y comprender el propósito del procedimiento reduce el miedo y te coloca en un rol activo frente a tu salud.
La próxima vez que escuches “hay que hacer una colonoscopía”, respira, escucha y participa. Decir con calma y seguridad “Perfecto, doctor. Pero explíqueme bien por qué y cómo me ayudará” puede ser el primer paso hacia una decisión consciente y beneficiosa para tu bienestar a largo plazo.
