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La icónica Linda Gray, recordada por su papel como Sue Ellen Ewing en el legendario drama televisivo Dallas, ha vivido una vida llena de éxitos profesionales, pero también de profundas heridas personales. Hoy, a sus 83 años, Linda es el reflejo de una mujer que ha sabido mantenerse firme a pesar de los golpes más duros de la vida, incluyendo la devastadora pérdida de su hijo Jeff Thrasher.Thank you for reading this post, don’t forget to subscribe!
Linda nació el 12 de septiembre de 1940 en Santa Mónica, California. Desde niña, mostró un espíritu resiliente que la acompañaría durante toda su vida. Un diagnóstico de poliomielitis en su infancia fue uno de los primeros desafíos que enfrentó, pero no permitió que esta adversidad la definiera. Su pasión por la actuación comenzó en los años escolares, cuando interpretó a Cenicienta en una obra local, marcando el inicio de su amor por el escenario.
Sin embargo, su camino hacia el estrellato no fue fácil. En su juventud, Linda se casó con el fotógrafo Edward Lee Thrasher, un matrimonio que, según sus propias palabras, fue emocionalmente frío y distante. Aunque asumió con devoción su papel como madre de sus dos hijos, Jeff y Kehly, también luchó con el sentimiento de abandono y el sacrificio de sus propios sueños. Fue recién a los 37 años que decidió tomar clases de actuación, enfrentándose a las expectativas sociales de su época y al rechazo de su esposo.
El momento de gloria llegó en 1978, cuando fue seleccionada para interpretar a Sue Ellen Ewing en Dallas. Su desempeño en el papel, que inicialmente iba a ser breve, la convirtió en una de las protagonistas de la serie y en un ícono televisivo. La historia de Sue Ellen, llena de traiciones, adicciones y redención, se convirtió en un reflejo de las propias luchas internas de Linda, quien canalizó sus emociones en cada escena.
Pero más allá del éxito, la vida personal de Linda ha estado marcada por el dolor. El golpe más devastador llegó en 2020, cuando su hijo Jeff falleció. Aunque la familia no divulgó detalles, se supo que Jeff había enfrentado una enfermedad prolongada. La pérdida fue un golpe difícil de superar, y Linda expresó su tristeza a través de un emotivo mensaje en sus redes sociales: “Una celebración de la vida de mi hijo Jeff. Era el ser humano más amable, divertido y dulce. Trajo tanto amor al mundo y fue amado por todos. Que su viaje sea mágico”.
Para Linda, el fallecimiento de Jeff no fue solo la pérdida de un hijo, sino también de un confidente y una de las mayores alegrías de su vida. Su duelo es un recordatorio de que incluso las estrellas más brillantes cargan con dolores invisibles detrás de los reflectores. En entrevistas posteriores, Linda ha mencionado lo importante que ha sido encontrar fuerza en su familia, en sus memorias y en el legado de amor que Jeff dejó.
A pesar de los desafíos, Linda continúa su camino con la misma determinación que la llevó al estrellato. Su libro El camino a la felicidad siempre está en construcción es un testimonio de su deseo de transformar el dolor en aprendizaje y esperanza. Aunque la pérdida de Jeff dejó un vacío irremplazable, Linda sigue adelante, honrando su memoria y recordando al mundo que, incluso en los momentos más oscuros, la vida continúa.
Linda Gray, más allá de su legado en Dallas, será siempre recordada como una mujer que enfrentó las tragedias de la vida con valentía, demostrando que incluso en el dolor más profundo, hay espacio para el amor y la resiliencia.