¡CUIDADO! 😱 Si alguien te da “corrientazos” al tocarte, esto revela más de lo que crees, según la ciencia
Ese pequeño toque eléctrico que a veces sentimos al saludar a alguien o al rozar su piel tiene una base científica. Aunque pueda resultar sorprendente o incluso incómodo, este fenómeno no ocurre al azar, sino que está vinculado a lo que los especialistas llaman electricidad estática.
En distintos momentos de la vida cotidiana, es común experimentar una ligera descarga, ya sea al dar un apretón de manos, al retirarse una prenda de ciertas telas o incluso al tocar un objeto metálico. Se trata de un proceso natural en el que las cargas eléctricas acumuladas en los cuerpos buscan equilibrarse.
La electricidad estática se produce cuando dos superficies con distinta carga entran en contacto. Si una persona acumula un exceso de electrones y entra en contacto con otra que tiene carga neutra o contraria, estos electrones se desplazan rápidamente en busca de balance. Ese movimiento repentino genera la chispa que sentimos como una descarga breve.
La intensidad con la que se manifiesta este fenómeno depende de diferentes factores. De acuerdo con informes del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo de España, existen condiciones que favorecen la acumulación de carga eléctrica en el cuerpo. Uno de los más influyentes es el movimiento constante, ya que la fricción de la ropa con la piel o del calzado con el suelo facilita la acumulación de energía.
También influyen aspectos físicos individuales, como la sudoración, que puede alterar la capacidad del cuerpo para retener o liberar carga eléctrica. Los materiales con los que se interactúa a diario tienen un papel clave: los plásticos, los metales o incluso las fibras sintéticas de ciertas prendas tienden a retener electricidad con mayor facilidad que otros.
El ambiente es otro factor determinante. En lugares con baja humedad, como en climas secos o en habitaciones con calefacción, la electricidad estática se acumula con mayor intensidad, mientras que en ambientes húmedos tiende a disiparse más rápido. Asimismo, el tipo de suelo también influye: las alfombras y tapetes favorecen la carga, a diferencia de los pisos lisos que la dispersan con más facilidad.
Este fenómeno suele ser inofensivo en la mayoría de los casos. La descarga, aunque inesperada, dura apenas un instante y no representa un riesgo real para la salud de las personas sanas. Sin embargo, en situaciones muy específicas puede tener relevancia. Los especialistas señalan que individuos con marcapasos u otros dispositivos médicos implantados deben prestar especial atención, ya que las descargas podrían interferir con el correcto funcionamiento de esos equipos.
Aunque parezca un simple detalle del día a día, la electricidad estática tiene aplicaciones prácticas. De hecho, es un campo estudiado en diferentes disciplinas científicas y tecnológicas. El mismo principio que genera un chispazo entre personas es utilizado en la industria textil o en la fabricación de impresoras láser, donde las cargas eléctricas permiten fijar tintas o adherir materiales.
En resumen, cuando una persona transmite una pequeña corriente eléctrica a otra, no se trata de algo misterioso ni peligroso, sino de un fenómeno natural en el que los electrones se desplazan para equilibrar cargas. Las condiciones del ambiente, la ropa, los materiales y las características individuales son los principales responsables de que esa descarga se sienta con más o menos intensidad.
La próxima vez que experimentes ese chispazo al dar la mano o al tocar un objeto metálico, recuerda que se trata de un proceso natural de la física y que, en la gran mayoría de los casos, no implica ningún tipo de riesgo. Más bien, es un recordatorio curioso de cómo las leyes de la electricidad forman parte de la vida cotidiana, incluso en los gestos más simples.
